martes, 7 de octubre de 2008

TRABAJAR O MAL"SOBREVIVIR" ¿ES EL DILEMA?


La mitad de la fuerza laboral mundial gana menos de 2 dólares al día.
2.2 millones de personas mueren a causa de accidentes y en fermedades laborales cada año.
200 millones de niños menores de 15 años trabajan en lugar de ir a la escuela.

La efimérides es un llamamiento a la acción, por parte de todos los trabajadores y ciudadanos, y por otra, busca sensibilizar a los gobiernos para ejecutar políticas publicas para el cumplimiento de los derechos laborales, reforzar la cobertura de la protección social,garantizar el acceso a la salud y pensiones, cambiar las normas comerciales injustas, aliviar el peso de la deuda externa y ofrecer apoyo a los trabajadores migrantes.

Al observar la realidad que nos rodea podemos afirmar que en los ultimos años ha habido un avance sin cortapisas de los más radicales principios neoliberales: la no intervención del Estado en la Economía, la minima interferencia del poder público en el mercado financiero, el retraimiento de las políticas sociales, etc. ha sido la constante de la ultima decada. Todo ello ha conducido, inexorablemente, a un debilitamiento de la capacidad de influencia de los gobiernos en el sistema financiero, ante la falsa ilusión de que el sistema capitalista era capaz de autorregularse a sí mismo, sin perjudicar a los trabajadores y en una infinita espiral de crecimiento y beneficios.

Esta ola neoliberal, que comenzara en EE. UU. y que, en este mundo globalizado, ha alcanzado ya todos los rincones del planeta, ha establecido unas reglas de juego muy beneficiosas para los grandes capitales y las multinacionales, muy perjudiciales para los trabajadores de todo mundo, qu están sufriendo un importante retroceso en sus niveles de calidad de vida.

El deterioro de los derechos de los trabajadores es una realidad constatable y no una amenaza abstracta. Evidentemente, los problemas de éstos no son los mismos en todos los países y, por tanto, la reinvindicación de un "TRABAJO DECENTE" no se traduce de igual manera en las distintas zonas del mundo.

La cruda realidad demuestra que no podemos confiar en una autorregulación del sistema capitalista, ya que los poderes fácticos de la economía mundial siempre tenderán a favorecer a los grandes capitales y a castigar a los trabajadores. Es un modelo de sistema que, si no media una intervención de los agentes sociales y los gobiernos, tiende a generar un desequilibrio externo.
Quienes vemos en riesgo nuestro puesto de trabajo o incluso quienes se sientan seguros en este momento, deberíamnos más que nunca apoyar las alternativas de defensa del trabajo, sobre todo a través de organizaciones y sindicatos, antes de que sea demasiado tarde y ya estén a por nosotros.
Buenos días y ... ¡buena suerte!

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