miércoles, 10 de diciembre de 2014

Dia Internacional de los Derechos Humanos, queda mucho por hacer



Cada 10 de diciembre se conmemora el día internacional de los Derechos Humanos, con  el ánimo de recordar que el respeto a los derechos básicos e inalienables  de todas las pesonas, es un ideal alque aspiran todos los pueblos. El lema del año 2014 es "Derechos Humanos, 365 días al año" y  como puede intuirse , subraya que cada día del calendario debe pensarse  como "un día de los derechos humanos"
La jornada se instituyó a instancias de la Asamblea General de 1950 y se eligió en coincidencia con el aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechops Humanos, en 1948. El documento detalla en sus 30 articulos los derechos fundamentales, civiles, culturales y económicos, políticos y sociales que se recopnocieron a los humanos por su sola condición. En su mensaje para hoy,,el secretario general adquirió un tono vehemente: “en el Día de los Derechos Humanos levantamos nuestra voz. Denunciamos a las autoridades que niegan los derechos de cualquier persona o grupo. Declaramos que los derechos humanos son para todo el mundo, en todo momento, independientemente de quienes seamos y de nuestro lugar de procedencia, sea cual fueren nuestra clase, nuestras opiniones o nuestra orientación sexual”.
Ban Ki moon estableció que “se trata de una cuestión de justicia individual, estabilidad social y progreso mundial”. En consecuencia, desde la ONU se protegen los derechos humanos “porque esa es nuestra orgullosa misión y porque cuando las personas disfrutan de sus derechos, las economías prosperan y los países están en paz. Las violaciones de los derechos humanos son algo más que tragedias personales. Son una alarma que puede advertir de crisis mayores”.
En ese sentido, la iniciativa que la ONU denomina “Los derechos humanos primero” tiene por objeto “prestar atención a esas alarmas. Estamos movilizándonos contra las violaciones antes de que degeneren en atrocidades masivas o crímenes de guerra”. Además, “todos podemos contribuir a promover la lucha contra la injusticia, la intolerancia y el extremismo”. Como es de estilo, el funcionario internacional terminó sus escuetas palabras con una arenga: “Exhorto a los Estados a que cumplan su obligación de proteger los derechos humanos todos los días del año. Exhorto a los ciudadanos a que exijan responsabilidades a sus gobiernos. Y hago un llamamiento para que se adopten medidas especiales de protección de los defensores de los derechos humanos, que con valentía sirven a nuestra causa colectiva. Respondamos al clamor de los explotados, y defendamos el derecho a la dignidad humana”.

En línea con esas apreciaciones, quizás haga falta traer a colación algunos de los artículos de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos para ver si efectivamente, en los últimos años se respetó su vigencia todos los días, como quiere la ONU. Es que para algunos sectores, las gestiones gubernamentales que arrancaron en 2003 en la Argentina se caracterizan por su defensa irrestricta de los derechos humanos. Incidió en esa opinión, las iniciativas que se promovieron para enjuiciar a los responsables de las violaciones a los derechos humanos que se perpetraron desde el Estado, básicamente en la segunda mitad de los 70 y primeros tramos de los 80.

Tan drástica fue la experiencia argentina,  la peruana y la chilena posteriormente, durante aquellos años que política e inclusive culturalmente, se practicó una reducción del concepto, como si los derechos humanos se limitaran al resguardo de la vida ante prácticas deleznables como el secuestro, la tortura o lisa y llanamente, el asesinato. Obviamente, el derecho a la vida es el que prima por excelencia, pero el alcance de la Declaración Universal es mucho más rico.

Curiosamente en la Argentina se instituyó al 10 de diciembre como Día Internacional de los Derechos Humanos en 1972, cuando irónicamente, decidía sobre la suerte de los argentinos un régimen de facto que soslayaba la vigencia de muchos de los derechos que contempla la declaración de la ONU.

Hay que tener en cuenta por otro lado, que cuando la Asamblea General sancionó el texto, el mundo todavía se horrorizaba al salir a la luz los crímenes de lesa humanidad que cometió la experiencia nazi. Entre sus fundamentos, la Declaración menciona que “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”.
El artículo 3 del texto se refiere al concepto “derechos humanos” en sentido restringido que puso en vigencia la cultura política dominante: “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Pero el que sigue dice que “nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”.

El artículo 5 de la Declaración sostiene que “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Lamentablemente, son varios los organismos de derechos humanos, inclusive del exterior, que opinan que tales prácticas están en vigencia en la Argentina, a través de la conducta de sus fuerzas de seguridad. Sin embargo, la acción del gobierno en esta materia, se limita al lapso que terminó en 1983.
El artículo 22 de la Declaración establece que “toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”.
El que sigue dice que “toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses”.

Nótese entonces la magnitud de “lo mucho que queda por hacer”.