Conforme existan o no otras noticias más sensacio- nalistas, aparece o desaparece de los medios la situación del pueblo Palestina y la guerra encubierta, que en realidad, por la desproporción de los contendientes, es más un aniquilimiento de una de las partes que una conflicto bélico.
Se trata de que nadie quiere solucionar el problema, ya que se tendría que enmendar una tremenda injusticia. Una injusticia histórica, que con el tiempo sigue acumulando ira y sufrimiento.
Soldados israelíes han matado hoy a un granjero de 67 años en Yenín (Cisjordania). Han detenido a una docena de hombres en esa ciudad, en Nablus, Kalkilia y Ramala. Las fuerzas de seguridad palestinas leales al presidente, Mahmud Abbas, se dedican también con esmero a clausurar organizaciones sociales en la órbita de Hamás y a capturar a sus gestores, dirigentes políticos y líderes estudiantiles. Ochenta profesores afines a los islamistas han sido destituidos fulminantemente la última semana en Cisjordania. Sin novedad. La campaña político-militar contra los fundamentalistas, vencedores en las elecciones en 2006, sigue su curso. Pero cuando se trata de Gaza, el asedio apenas conoce límites. Nadie se libra en la franja. Salir del territorio ocupado es privilegio de unos pocos. Y entrar, también. Salvo para un pequeño grupo de activistas de derechos humanos que está provocando cierto desconcierto en las autoridades israelíes. Llegan en barco. Anuncian de antemano que violarán el bloqueo israelí para llamar la atención sobre los estragos que padece la franja. El bote zarpó desde Lárnaca (Chipre) ayer, y aunque funcionarios israelíes aseguraron que se impediría su atraque, esta mañana han desembarcado en el puerto pesquero de la ciudad de Gaza.
Intentemos solidarizarnos con la pente del pueblo palestino, un clamor de inhumanidad.
¡Buenos dias y buena suerte!
Se trata de que nadie quiere solucionar el problema, ya que se tendría que enmendar una tremenda injusticia. Una injusticia histórica, que con el tiempo sigue acumulando ira y sufrimiento.
Soldados israelíes han matado hoy a un granjero de 67 años en Yenín (Cisjordania). Han detenido a una docena de hombres en esa ciudad, en Nablus, Kalkilia y Ramala. Las fuerzas de seguridad palestinas leales al presidente, Mahmud Abbas, se dedican también con esmero a clausurar organizaciones sociales en la órbita de Hamás y a capturar a sus gestores, dirigentes políticos y líderes estudiantiles. Ochenta profesores afines a los islamistas han sido destituidos fulminantemente la última semana en Cisjordania. Sin novedad. La campaña político-militar contra los fundamentalistas, vencedores en las elecciones en 2006, sigue su curso. Pero cuando se trata de Gaza, el asedio apenas conoce límites. Nadie se libra en la franja. Salir del territorio ocupado es privilegio de unos pocos. Y entrar, también. Salvo para un pequeño grupo de activistas de derechos humanos que está provocando cierto desconcierto en las autoridades israelíes. Llegan en barco. Anuncian de antemano que violarán el bloqueo israelí para llamar la atención sobre los estragos que padece la franja. El bote zarpó desde Lárnaca (Chipre) ayer, y aunque funcionarios israelíes aseguraron que se impediría su atraque, esta mañana han desembarcado en el puerto pesquero de la ciudad de Gaza.
Intentemos solidarizarnos con la pente del pueblo palestino, un clamor de inhumanidad.
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