jueves, 19 de mayo de 2011

¿LA REBELIÓN ESTÁ EN MARCHA? SE OYEN LAMENTOS EN LAS TIENDAS DE LOS PARTIDOS



En los comentarios de los políticos en los medios, no son pocos quienes intentan adjudicarle al partido contrario la manipulación de la protesta, también están quienes con condescendencia les llaman "estos chicos", "estos jóvenes", son "nuestros hijos", etc., etc.

La pregunta que se hacen hoy los medios refleja la preocupación del poder. ¿A quién benefician electoralmente los manifestantes del "15 de Mayo·

Esta democracia es nuestra desgracia. La pancarta lucía ayer en la plaza de Catalunya, uno de los lugares más emblemáticos de Barcelona. Casi un millar de personas, jóvenes y no tanto, desencantados por la crisis, los bancos, la gestión de los políticos y la falta de futuro la tiene tomada desde el lunes.

Los jóvenes, sin embargo, eran ayer los mayoritarios en la reunión. Todos insistieron en que acudían a la protesta sin que ningún colectivo concreto les hubiera convocado. "No hablo en nombre de nadie", apuntó, antes de pronunciarse abiertamente, Mauro Sánchez, argentino de 20 años y estudiante de Nutrición en Barcelona. "Me quedaré aquí hasta que se vea reflejado esto en un cambio de la forma de hacer del Gobierno", decía.

Una pancarta en el suelo, junto a donde los jóvenes discutían, reforzaba la idea del cambio político. Plaza de Catalunya = Plaza de Tahrir, rezaba, en referencia a la plaza egipcia, lugar de las revueltas en aquel país.

Helios P., de 27 años, en el paro desde marzo y de Gavà (Baix Llobregat) esperaba también "cambiar muchas cosas", con la acción espontánea, que tiene una presencia importante en Facebook, a través de la etiqueta #acampadabcn en Twitter. Pero no tenía claro cómo se iba a producir el cambio. Ni él, ni muchos de los jóvenes que intervinieron a juzgar por sus parlamentos.

"Nos haremos más fuertes. Los colectivos de barrios, las asociaciones se harán más fuertes después de este movimiento. Eso nos valdrá para que salgan más iniciativas en un futuro", apuntó con confianza Sergi O., de 26 años, un joven activista que tiene la intención de crear una cooperativa de edición e impresión de libros. Y a modo de ejemplo, llevó unos cuantos a la plaza de Catalunya, como Mi guerra civil española, de George Orwell.

La mítica estrella del centro de la plaza de Catalunya lleva desde el lunes ocupada, y, desde ayer, es una especie de campamento. Pero sin tiendas de campaña, porque los que protestan saben que ese puede ser un motivo para que la Guardia Urbana les desaloje: no se puede acampar en la vía pública. Aunque fuentes municipales aseguran que tampoco se puede ocupar sin permiso, y ayer amagaban con desalojar a los jóvenes.

Mientras eso no pasaba, los debates se sucedían. Para los más tímidos, una lona blanca, repleta de rotuladores invitaba al desahogo: "Tengo un sueño: que este movimiento crezca un día exponencialmente", excribió un contestatario.


Conozcamos a Pablo Gómez (33): El biólogo del megáfono

“¿Quien dice que la juventud está dormida?”, se pregunta con tono grave Pablo Gómez, doctor en Biología, ex investigador de la Universidad Complutense de Madrid y parado. Harto de la inestabilidad, de encadenar sueldos de 1.000 euros y de confiar en promesas de contratos que nunca llegaron, se siente una víctima más del sistema.

El biólogo Pablo Gómez, de 33 años / Luis Sevillano

Nació en Gijón hace 33 años. Su trayectoria, como la de muchos titulados superiores, ha basculado entre la inestabilidad y el desconcierto. Perteneció a Precarios, la plataforma que reivindica los derechos de los jóvenes investigadores, y ahora forma parte del movimiento 15-M, que el domingo clamó en media España contra el paro, el sistema de partidos y la falta de expectativas.

Ex votante de Izquierda Unida, desencantado de los partidos mayoritarios, el joven de frases directas y dialéctica demoledora asiste desmovilizado al 22-M. “PP y PSOE no encarnan la democracia participativa, nunca les votaré”, dice megáfono en mano. Advierte que trabajar significa tener cuenta bancaria –“alimentar a los parásitos que nos han metido en esto”-, y rechaza el principio de la vivienda en propiedad. Sus padres le piden que siente la cabeza, que se busque un trabajo estable “en un laboratorio” y él les responde: “Eso jamás”.

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