Contemplar cada dia lo que pasa en la sociedad es un ejercicio algunas veces poco gratificante,especialmente si queremos ejercer el pensamiento crítico, tal vez por eso, no hay mejor actitud social que la participación. Lamentablemente esta demasido instalada en nuestra sociedad la actitud del que crítica y se enfada por lo que ve pero no es capaz de hacer nada con su enfado, no es capaz de tranformarlo en indignación, se ha genralizada la falsa idea de nnuestra impotencia, al final de los lamentos decimos que no podemos hacer nada y así a pesar que sea cada vez pero lo que nos toca, lo que nos afecta.
Quienes nos hayamos quedado solamente en ejercer el "derecho" ciudadano del voto democrático, si somos capaces de escuchar y tener en cuenta nuestra conciencia profunda, no podemos menos que sentirnos decepcionados, estafados, incluso, agredidos.
A veces me cuesta imaginar verdaderamente a una persona que se entrega generosamente a defender y posteriormente a celebrar la victoria de su partido, sin ningún atisbo de critica, sin reconocer la manipulación y falta de ética en la que caen tanto las campañas y los discursos de algunos dirigentes.
Quienes lleguen a pensar que el cambio de signo político va a cambiar la situación social, la crisis, y la gran injusticia de esta sociedad basada en el capital, sobretodo en la actual coyuntura mundial, parece que tienen un miedo existencial a asomarse a ver una realidad diferente de la que le cuentan en determinados medios o la burda campaña partidista. Considero con todos mis respetos que los eslogans y el contenido de una gran parte de los discursos políticos, especialmente los que se trasmiten en directo por la televisión, son un atentado al famoso nivel de coeficiente intelectual y por qué no al coeficiente ético de los ciudadanos.
Si bien en los últimos años estamos preocupados por medir el nivel de conocimientos de los estudiantes, por qué no nos preocupa conocer el nivel de conocimiento político, social y ético de la ciudadanía en general.
El movimiento 15-M, porque para la prensa es mejor un estereotipo de estos que funciona como una "marca registrada", un producto de mercado, ha sido y está siendo una prueba o examen del nivel social, político y ético de nuestra ciudadania española. Mientras escribo estas líneas, los y las jóvenes y a los y las adultos/as que han perseverado en las plazas de nuestras ciudades luchan contra la posibilidad o la inminencia del desalojo. Seria motivo de análisis las razones que de dan. El hipotético festejo de un título deportivo. Porque claro al pueblo hay que darle circo para que no piense.
Después de que se ha escuchado en los medios de todos los colores campañas a favor, en contra, o de manipulación de su causa, es casi consecuente que así sea. He podido escuchar opiniones tan injustificables como que no tienen derecho a apropiarse de una fecha tan emblemática para la Comunidad de Madrid (día de San Isidro). Creo que, y ojalá me equivoque, nuestra sociedad no está preparada para este movimiento social, son más fuertes las fuerzas opresoras e interesadas en que se les veo como ingenuos "Robín Hoods" a los que se mira con frívola condescendencia diciendo "que tienen buenas intenciones" pero que "no saben"
Qué no saben. No saben como funciona el mercado, no saben lo que gana el presidente del Banco de España, No saben que en estos años de crisis los ricos se han enriquecido más. No será tal vez, que los que no queremos saberlo somos el resto de la sociedad. los que no somos capaces de salir a participar, porque hemos interiorizado que ya el estado y sus políticos son los que dirigen, y creemos firmememte, que están para eso y, por lo tanto, nuestro deber consiste únicamente en poner nuestra papelata en una urna cada vez que nos lo demanden. Una democracia del confort y la comodidad. Pensar que hace tres cuatro décadas nuestros actuales mayores se echaron a la calle en busca del ideal democrático, ¡en qué lo hemos convertido!
Por eso, agradecemos a estos "locos" del 15-M por atreverse a pensar fuera del pensamiento Único, por atreverse a cuestionar nuestra "sacrosanta comodidad democrática", por atreverse a recordarnos que la calle es nuestra, que el pueblo unido, jamás será vencido y que la libertad sin ira, no está excenta de indignación, pero especialmente por hacernos ver que cuando la gente empieza a unirse para hablar y buscar la solución a sus problemas, El Capital y los poderosos tiemblan. Adelante compañeros, como decíamos en LA, "hasta la Victoria Final". Vosotros ya habéis vencido.
¡Buenos días y buena suerte!
