martes, 5 de agosto de 2014

Adéu, Señor Jordi Pujol: ens sentim dolguts i matractats

Adiós, Señor Pujol, nos sentimos dolidos y maltratados:
El redacor tuvo la grata experiencia de recibir un premio oficial de Educación en Valores del Gobierno Autónomo Catalán, y de participar en foros y congresos, organizados por la Dirección de Bienestar Social y Voluntariado de la  Generalitat de Catlunya, esta vinculación profesional,  en términos de solidaridad, me permitió conocer  de cerca a líderes y dirigentes catalanes, entre ellos, al ex presidente Pujol. En  la medida en que te acercas a una persona o institución, la entiendes mejor, y en la medida que la comprendes, la estimas. Hoy la decepción especialmente de los ciudadnos catalanes  de quienes fueron sus representantes y líderes, es muy grande y comparto la tristeza ante el convencimiento que un pueblo trabajador como el catalán no merece estas traiciones. He aquí los ecos de esta desagradable noticia:













Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat, reveló que su familia estaba en proceso de regularizar una herencia recibida en septiembre de 1980. Hasta ahora, el dinero no había sido declarado a Hacienda, y su existencia había permanecido lejos del conocimiento de los ciudadanos. Este hecho conmocionó a la opinión pública, incluyendo a algunos miembros de la familia Pujol. 
Los comentarios de la noticia en la que Pujol anunciaba las irregularidades, superan ya los 13.000. Por otro lado, la encuesta lanzada con la pregunta ‘¿Apruebas la renuncia de Pujol a sus atribuciones de expresident?’ se han registrado casi 5.000 votos. Además, la respuesta mayoritaria es claramente el sí, con el 92% de los votos, frente al 7% del no y al 1% de abstención.
Los ciudadanos manifiestan sentirse sorprendidos, ya que consideraban a Jordi Pujol un ejemplo de buen hacer político, de honestidad y de coherencia. Son muchos los que muestran su decepción. “President, em sento molt i molt decebut. Jo he defensat la vostra honestedat, que tenia molt assumida, i ara hauré, com molts d'altres, d'acotar el cap”, asegura Josep Viladomat en su carta ‘Un nou estigma’. Para otros, la palabra “decepción” no es suficiente para definir cómo se sienten ante la noticia. C. Villar Perearnau explica en ‘Dolguts i maltractats’: “Senyor Pujol, "defraudats" no és la paraula. Ens sentim estafats, en tota l'amplitud de la paraula! Ens sentim dolguts, matractats i amb una indignació majúscula, sense precedents!”. 
Hay quien habla, además, de tristeza: “Saber que el que yo llamaba "el president Pujol" es igual de corrupto que todos los demás me produce una tristeza infinita”, confiesa Francina García en ‘Igual que todos’.  Luis Carrero titula su carta ‘Un mal a Catalunya’, y muestra su desilusión: “Ara sí que toca estar dolguts per uns fets que ara surten d'una persona l'honorabilitat del qual com a polític deixa en entredit tot allò que digué, féu, i representava i que fou ejemplar”.
Por otro lado, Rafael Martínez exige explicaciones sobre la procedencia del dinero en su carta ‘Se hunde un mito’. “Jordi Pujol no sólo tendría que dar explicaciones del retraso en legalizar esa gran fortuna heredada, sino que también tendría que dar explicaciones de cómo y dónde obtuvo su padre ese patrimonio”, expone. Elisenda Butista, por su parte, cuenta que su madre confiaba plenamente en Pujol, y recuerda que se enfadaba con todo aquel que intentase hacer un mal comentario sobre el expresident. “Ho sento, mare, estaves molt equivocada”, sentencia en su carta 'Doble moral'. 
José L.Piera Másllorèns asegura en ‘Imperdonable’, que no perdonará el acto cometido por Pujol hasta que éste no devuelva el dinero no tributado: “Pues no, señor Pujol, seré un mal cristiano pero no cuente con mi perdón ni con mi voto para Convergència (cuya sede está embargada por el caso Palau). Para perdonarle debería estar seguro de su arrepentimiento, voluntad de no reincidir y devolver lo defraudado, incluyendo parte del famoso 3%”. A este argumento se suma Anna Bacardit en su carta ‘La herencia de Pujol’: “El impacto es terrible. Pedir perdón no es suficiente para un personaje de su relevancia en nuestras vidas. El patrimonio heredado debe ser analizado y sus beneficios puestos en conocimiento de la sociedad, valorados y devengados sus impuestos”.
Hay quien incluso mira al pasado, como Carlos Bravo, que recuerda el caso Banca Catalana, en el que “Pujol dijo que aquello era una jugada indigna de Madrid y un ataque a Catalunya”. “Ahora sé que aquel líder que clamó contra Madrid y llamó a los suyos a manifestarse a su favor ya tenía entonces dinero sin declarar en una cuenta suiza y, treinta años más tarde, sospecho que todo aquello fue un ejercicio cínico de hipocresía”, asegura en su carta ‘Envuelto en la senyera’. 
Pese a que condenan el fraude fiscal, algunos lectores han querido reconocer su trayectoria política y valorar que Jordi Pujol haya presentado sus disculpas. Es el caso de Rafael Dionis Raurell, que en su carta ‘Saber perdonar’ expone: “Si mirem tot el bé que ens ha aportat durant tots els anys que ha estat al capdavant de la Generalitat, n'ha estat molt”.  Y añade: Senyor Jordi Pujol, encara que hagi fet ferida, accepto la seva petició de perdó”. En este sentido, B.Martorell Garau enumera en su carta 'Bona acció política' algunas de las políticas que llevó a cabo el que fuera el presidente de la Generalitat, y reconoce su papel político. “Voldria que els catalans no ens equivoquessim, ja que la Catalunya actual sense l'acció política de Jordi Pujol no tindria, a hores d'ara, res a veure amb la que espera amb il·lusió la seva pròxima independència”, asegura.

Entre los que se posicionan en reconocer la labor del expresident, se encuentra Jordi Antich. En ‘El deure de Pujol’, explica: “Malgrat el fet manifestat pel senyor Pujol els darrers dies i altres errades que deu haver comès en la seva vida com a personatge públic, el seu haver supera amb escreix el seu deure”. Iñaki Galgarraga, por otro lado, hace referencia en 'Tranquilo, Jordi' a un acontecimiento pasado para reflejar su postura: “Que actúe la justicia, aunque reconociendo que hasta el día de hoy únicamente los dos interlocutores de aquel: "Tranquilo, Jordi, tranquilo", del Rey a Pujol, transmitido un 23 de febrero de 1981, han dado, con todas sus consecuencias, el paso de someterse al juicio público y pedir perdón”.
Aurora Masiques i Mas dedica su carta ‘Prevalen les idees’ a su padre, que fue militante de Unió Democràtica, y a quien dedica estas palabras: “Ha caigut un mite, potser és el que calia per seguir endavant. No pateixis pare: cauen els homes, però no les idees”.
Otros como Pere Crosas hablan desde la idea de una Catalunya independiente.”La confessió de Jordi Pujol confirma les meves reflexions de fa temps: la nostra pobra, trista i bruta Catalunya necessita proclamar, junt amb la independència, un projecte social (diguem-ne, si voleu, una Constitució) que no permeti la corrupció”, asegura en 'El que necessitem'.
Tras el reconocimiento de su coraje profesional e institucional en 'El coratge de Pujol', Antoni Vilanova le dice a Pujol: “President, heu trencat la vostra imatge, destrossat els vostres principis morals i enfosquit el lloc que la història us havia reservat. Quina pena i decepció”

 .


La hermana y el cuñado de Pujol  sorprendidos por la declaratoria

Pero, ¿de qué herencia hablas, Jordi?" La hermana del expresident de la Generalitat, Maria Pujol y Soley, y su esposo, el abogado e historiador de la economía Francesc Cabana i Vancells, no podían dar crédito, ningún crédito, a lo que estaban oyendo en su propia casa y en boca del hombre que dirigió los destinos de Catalunya durante 23 años. Era el mediodía del viernes 25 de julio, festividad de Santiago, cuando Jordi Pujol y Soley apareció en el domicilio de la familia Cabana-Pujol. Pocas horas después haría llegar a los diarios a través de sus abogados lo que, en esa visita, verbalizó ante Maria y Francesc, el comunicado, la bomba, con la que ha acabado inmolándose política y moralmente quizás para siempre. Según les relató -como después hizo en esa confesión pública de dos folios-, su mujer, Marta Ferrusola, y sus hijos habían regularizado ante la Hacienda española una herencia recibida de su padre, Florenci Pujol Brugat, en 1980, depositada en Andorra durante los últimos 34 años. Una herencia que, pese a las tres amnistías fiscales decretadas por los gobiernos españoles desde entonces, no habían tenido tiempo -o no habían estimado oportuno- poner sobre la mesa del fisco. El problema añadido es que ese viernes fue la primera vez que su hermana, Maria, y su cuñado, Francesc, oyeron hablar de ese legado del avi Florenci.

Francesc Cabana es un hombre sabio, ordenado y de modales exquisitos. Además de ser su pariente político trabajó con Jordi Pujol y con su suegro, Florenci, en los años de Banca Catalana. Y ha sido su amigo y lo ha querido como a un verdadero hermano. Un hombre prudente, sobre todo muy prudente, cuya voz delataba ayer tras el teléfono, en conversación con La Vanguardia, el dolor inmenso -y la extraordinaria confusión - en que los ha sumido la revelación del expresident.

Pujol estaba "molt ensorrat" ("muy hundido") cuando se presentó el viernes pasado en casa de su hermana. La preocupación de Maria y Francesc se incrementó a medida que el expresident fue desgranando lo que tenía que decirles. "Perdó, perdó" ("Perdón, perdón"), les repetía una y otra vez, un Jordi Pujol abatido.

La primera reacción de los Cabana-Pujol fue de "incredulidad". Después llegó la "indignación". ¿Cómo era posible que Maria, la hermana del president, desconociese la existencia de ese dinero de su padre, Florenci, y la decisión de legarlo a su cuñada, Marta Ferrusola, y sus siete hijos -y sobrinos-?". La tercera sensación -y ahí siguen instalados Maria y Francesc cuatro días después- fue la "compasión".

Maria Pujol no heredó ni un sólo céntimo de su padre, Florenci Pujol, al morir este por un fallo cardíaco en 1980, pocos meses antes que Jordi Pujol fuese investido president de la Generalitat por primera vez. Tan sólo algunas acciones de Banca Catalana. L'avi (el abuelo) Florenci compró un piso a cada uno de sus hijos, Y se instaló con su esposa, Maria Soley, madre de Maria y Jordi, en el piso contiguo al de su hija, donde vivió hasta su muerte. Para Maria Pujol no hubo más herencia que esa. Las relaciones de los Cabana-Pujol con el abuelo Florenci mientras vivió fueron muy estrechas. "Era una persona extraordinaria", comenta Cabana.

La madre murió hace seis años, a una edad muy avanzada y tras una larga enfermedad que la mantuvo ingresada en el hospital durante tres años. Maria se hizo cargo de ella y un crédito solicitado por Jordi Pujol sirvió durante tres años para cubrir sus necesidades asistenciales. Al fallecer, el piso en el que residía pared por pared con los Cabana-Pujol fue vendido. El producto de la venta se repartió al 50% entre los dos hijos, Maria y Jordi.

Jordi Pujol visitaba frecuentemente a su hermana y su cuñado, si bien la conversación giraba casi siempre sobre la situación del país y las perspectivas de la política y la economía. Nunca hablaron de los rumores que hace ya mucho tiempo empezaron a circular sobre algunos hijos del president y, particularmente, sobre el primogénito, Jordi Pujol Ferrusola. Sólo en una ocasión, recientemente, el expresident hizo un comentario sobre las actividades empresariales de su hijo mayor. Fue a la vuelta de un viaje a México, donde el expresident y su esposa, Marta, visitaron a su hijo con motivo de la inauguración de un hotel propiedad de una sociedad en la que participaba: "Jordi tiene unos socios que no me han gustado nada", comentó el expresident. La última vez que Cabana coincidió con su sobrino Jordi fue en el entierro de la abuela Maria, hace seis años. Cabana -hombre prudente, muy prudente- evita trasladar al periodista más detalles. Pero se extraña de la nula reacción que, por ahora, han tenido los hijos de Pujol desde la revelación de su padre.

Jordi Pujol ofreció "expiación" como corolario de su "confesión" pública mediante el comunicado del viernes. Un texto salpicado de lagunas e interrogantes que ha conmocionado a la sociedad y al partido que fundó hace 40 años. A sus amigos. A sus adversarios. Y posiblemente más que a nadie, a Maria y Francesc. Cuando se despidió de ellos en su domicilio, su hermana y su cuñado, a la postre, le brindaron "compasión". Los Cabana-Pujol, profesan un cristianismo profundo. Sincero. Como el del expresident. "Jordi debe de haber cometido errores, pero sus sentimientos son reales y auténticos".

"Que Déu t'ajudi" ("Que Dios te ayude"), le desearon Maria y Francesc cuando, ese viernes de Santiago, Jordi se disponía a dejarles. "Ho necessitaré molt" ("Lo necesitaré mucho") respondió el expresident en el adiós.


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