Cada 10 de diciembre se conmemora el día internacional de los Derechos Humanos, con el ánimo de recordar que el respeto a los derechos básicos e inalienables de todas las pesonas, es un ideal alque aspiran todos los pueblos. El lema del año 2014 es "Derechos Humanos, 365 días al año" y como puede intuirse , subraya que cada día del calendario debe pensarse como "un día de los derechos humanos"
La jornada se instituyó a instancias de la Asamblea General de 1950 y se eligió en coincidencia con el aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechops Humanos, en 1948. El documento detalla en sus 30 articulos los derechos fundamentales, civiles, culturales y económicos, políticos y sociales que se recopnocieron a los humanos por su sola condición. En su mensaje para hoy,,el secretario general adquirió un tono
vehemente: “en el Día de los Derechos Humanos levantamos nuestra voz.
Denunciamos a las autoridades que niegan los derechos de cualquier
persona o grupo. Declaramos que los derechos humanos son para todo el
mundo, en todo momento, independientemente de quienes seamos y de
nuestro lugar de procedencia, sea cual fueren nuestra clase, nuestras
opiniones o nuestra orientación sexual”.
Ban Ki moon estableció que “se trata de una cuestión de justicia
individual, estabilidad social y progreso mundial”. En consecuencia,
desde la ONU se protegen los derechos humanos “porque esa es nuestra
orgullosa misión y porque cuando las personas disfrutan de sus derechos,
las economías prosperan y los países están en paz. Las violaciones de
los derechos humanos son algo más que tragedias personales. Son una
alarma que puede advertir de crisis mayores”.
En ese sentido, la iniciativa que la ONU denomina “Los derechos
humanos primero” tiene por objeto “prestar atención a esas alarmas.
Estamos movilizándonos contra las violaciones antes de que degeneren en
atrocidades masivas o crímenes de guerra”. Además, “todos podemos
contribuir a promover la lucha contra la injusticia, la intolerancia y
el extremismo”. Como es de estilo, el funcionario internacional terminó
sus escuetas palabras con una arenga: “Exhorto a los Estados a que
cumplan su obligación de proteger los derechos humanos todos los días
del año. Exhorto a los ciudadanos a que exijan responsabilidades a sus
gobiernos. Y hago un llamamiento para que se adopten medidas especiales
de protección de los defensores de los derechos humanos, que con
valentía sirven a nuestra causa colectiva. Respondamos al clamor de los
explotados, y defendamos el derecho a la dignidad humana”.
En línea con esas apreciaciones, quizás haga falta traer a colación
algunos de los artículos de la Declaración Internacional de los Derechos
Humanos para ver si efectivamente, en los últimos años se respetó su
vigencia todos los días, como quiere la ONU. Es que para algunos
sectores, las gestiones gubernamentales que arrancaron en 2003 en la
Argentina se caracterizan por su defensa irrestricta de los derechos
humanos. Incidió en esa opinión, las iniciativas que se promovieron para
enjuiciar a los responsables de las violaciones a los derechos humanos
que se perpetraron desde el Estado, básicamente en la segunda mitad de
los 70 y primeros tramos de los 80.
Tan drástica fue la experiencia argentina, la peruana y la chilena posteriormente, durante aquellos años que
política e inclusive culturalmente, se practicó una reducción del
concepto, como si los derechos humanos se limitaran al resguardo de la
vida ante prácticas deleznables como el secuestro, la tortura o lisa y
llanamente, el asesinato. Obviamente, el derecho a la vida es el que
prima por excelencia, pero el alcance de la Declaración Universal es
mucho más rico.
Curiosamente en la Argentina se instituyó al 10 de diciembre
como Día Internacional de los Derechos Humanos en 1972, cuando
irónicamente, decidía sobre la suerte de los argentinos un régimen de
facto que soslayaba la vigencia de muchos de los derechos que contempla
la declaración de la ONU.
Hay que tener en cuenta por otro lado, que cuando la Asamblea General
sancionó el texto, el mundo todavía se horrorizaba al salir a la luz
los crímenes de lesa humanidad que cometió la experiencia nazi. Entre
sus fundamentos, la Declaración menciona que “el desconocimiento y el
menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie
ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado,
como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo
en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten
de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”.
El artículo 3 del texto se refiere al concepto “derechos humanos” en
sentido restringido que puso en vigencia la cultura política dominante:
“todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad
de su persona”. Pero el que sigue dice que “nadie estará sometido a
esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están
prohibidas en todas sus formas”.
El artículo 5 de la Declaración sostiene que “Nadie será sometido a
torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
Lamentablemente, son varios los organismos de derechos humanos,
inclusive del exterior, que opinan que tales prácticas están en vigencia
en la Argentina, a través de la conducta de sus fuerzas de seguridad.
Sin embargo, la acción del gobierno en esta materia, se limita al lapso
que terminó en 1983.
El artículo 22 de la Declaración establece que “toda persona, como
miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a
obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional,
habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la
satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales,
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”.
El que sigue dice que “toda persona tiene derecho al trabajo, a la
libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias
de trabajo y a la protección contra el desempleo. Toda persona tiene
derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia
conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario,
por cualesquiera otros medios de protección social. Toda persona tiene
derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus
intereses”.
Nótese entonces la magnitud de “lo mucho que queda por hacer”.