lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Es realmente un cambio? ¿Es un cambio de la ciudadanía?





En medio de la realidad de España,  de la europea y mundial, de la crisis de la economía mundial, España ha decidido su futuro, al menos para los próximos cuatro años, a mi parecer, no ha sido la  elección más acertada ya que se mantiene dentro del bipartidismo, dentro del péndulo PP-PSOE, que seguramente no traerá auténticas novedades ni a la política, ni a la economía. Quien piense que esto es un cambio significativo, le deseo mucha suerte y sobre todo que tenga memoria para evaluar la realidad dentro de cuatro años. Por mi parte conservaré este  artículo para releerlo en cuatro años, seguramente aportará a la realidad de entonces. He aquí un análisis de la situación de hoy, el día después.

Las encuestas han acertado. El PSOE ha sufrido una estrepitosa derrota y Mariano Rajoy ha cosechado una amplia victoria, al hilo de la crisis con su secuela de cinco millones de parados, que le otorga un poder omnímodo al sumar a su mayoría en las Cortes el poder que ya disponía, desde mayo, en 11 de las 17 autonomías y casi la mitad de los Ayuntamientos. A Rajoy le ha funcionado su estrategia de cabalgar sobre la crisis, dejar que el tiempo pasara para que el Gobierno socialista se achicharrara y no arriesgar compromisos en la campaña para no asustar.
Rajoy, que ha mostrado que la tenacidad es su mayor virtud política, se ha visto beneficiado de la misma oleada que ha castigado a todos los Gobiernos europeos sometidos a las urnas durante esta crisis (Reino Unido, Portugal...). Pero como los Gobiernos que han sustituido a los calcinados por la crisis, no lo tiene fácil.
El líder del PP sabe que ha ganado más por el rechazo a lo conocido —el Ejecutivo de Zapatero, con cinco millones de desempleados, ha fracasado en la lucha contra la crisis— a que su personalidad política y programa susciten entusiasmos. A la par afronta un reto muy serio. La economía está otra vez al borde de la recesión y las cuentas del Estado necesitarán nuevos recortes para lograr el objetivo de déficit de 4,4% para 2012, que se ha planteado como objetivo indiscutible.
Rajoy, aunque ha logrado una mayoría absoluta que le permite gobernar políticamente con holgura, va a necesitar amplio apoyo social para gobernar una crisis tan grave que no se disputa solo en clave nacional sino que dispone de una decisiva vertiente europea que fija las reglas. Ayer, en su primera intervención, asumió esa gravedad y su urgencia y confirmó su compromiso de defender el interés general y a contar con todos.
La derrota del PSOE es histórica. Se queda con el menor poder institucional de su historia. Los ciudadanos han primado el cambio a favor del PP al temor a los recortes sociales de Rajoy que Rubalcaba ha esgrimido en la campaña. El PSOE se ha quedado entre dos fuegos. Ha perdido votos a derecha —de quienes han pensado que el PP va a ser más eficaz contra la crisis— y a la izquierda, de quienes le han censurado los recortes sociales de 2010. En este sentido, va a tener a su izquierda una oposición poderosa que apenas ha contado en los últimos años: IU.
Los socialistas pueden tener la tentación de la revancha ante la oposición que Rajoy le ha hecho esta legislatura, al utilizar la crisis como pieza básica para desgastar a su Gobierno. El tipo de oposición a Rajoy lo dirimirá el PSOE las próximas semanas, en su próximo congreso. Rubalcaba adelantó ayer algunas claves al apelar a la responsabilidad del PSOE para anteponer el interés general al partidista y a ejercer una oposición a la altura de la gravedad de la crisis. Aunque también precisó que se opondrá a los recortes en políticas sociales universales.
En Euskadi, tras el fin de ETA, los independentistas de Amaiur se reafirman como primera fuerza, que contará con grupo propio y desplazan al PNV como segundo partido. Otro resultado histórico. Como también lo es la victoria de CiU en Cataluña en unos comicios generales. Luis R. Aizpolea. periodista de El Pais.

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