sábado, 24 de octubre de 2009

CADA VIDA IMPORTA


Escribo cuando aún serpean por las calles de Madrid miles y miles de ciudadanos que han acudido a la Manifestación en defensa de la vida humana, pidiendo la revisión del Anteproyecto de la Ley del Aborto, y cuando aún se respira el clima sorprendentemente positivo en que ha transcurrido dicha Manifestación. He visto marginada, o así me ha parecido, una descarada politización del tema como ha ocurrido en otras ocasiones. Ningún grito contra el Gobierno, invisibles las cabezas de dirigentes del PP, ningún jerarca eclesiástico, consignas y lemas a favor de la vida, ambiente festivo y pacífico, declaraciones y mensaje final exponiendo el problema, sus fallos y deficiencias, puntos a renovar, compromiso colectivo para ayudar a que las mujeres, en embarazo imprevisto o indeseado, no sufran presiones negativas y reciban cuantas ayudas necesiten para llevarlo adelante. Interpelación directa a las leyes de cualquier Gobierno, referida a la ley actual, la anunciada o la que venga.
Diría que ha sido una voz potente de la sociedad la que ha resonado y ha querido trasladar a los gobernantes y su parlamento un tema que requiere diálogo, cordura y responsabilidad. Al fín y al cabo, los políticos están para registrar las demandas de quienes los eligen, estudiarlas y hacerlas cuajar en leyes lo más ecuánimes.
Camino éste que plasmaría el derecho de los ciudadanos a expresarse con voz y argumentos propios, libres de parciales y tendenciosos propósitos partidistas. Se ha coreado como punto central el derecho a la vida con el lema “Cada vida importa” . Y en eso se ha acertado, pues no se ha hecho sino calcar a la letra la Declaración universal de los Derechos Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la vida” (Art. 3) y nuestra Constitución: “Todos tienen derecho a la vida” (Art. 15).
A favor de la vida estamos todos, y lo estamos como derecho primordial, originante de los demás. Y esa apuesta es la que parecía contagiar a los manifestantes con aires festivos de alegría, tolerancia y paz: “Viva la vida”.
La onda eléctrica, no por escondida menos eficiente, parecía sacudir otros aires, que imperceptiblemente venían azotando nuestra sociedad: los de un ritmo de vida materialista, frívolo, un tanto a lo loco, poco responsable. Ese clima es el que, cuando llega el caso, pesa y aplasta a muchos jóvenes al encontrarse ante un embarazo inesperado y tener que tomar decisiones impreparadas.
Hacia ahí, soplaba la apuesta por la vida, que se convertía en denuncia, una denuncia que no resultaba tan difícil conectarla con la de la trama corrupta Gürtel, que ha mitificado el dinero, el lujo, el éxito (valores de mercado) y subestimando los valores éticos. Instalados en ese horizonte de seducente éxito y consumo, ¿con qué actitudes puede la juventud afrontar situaciones difíciles que requieren esfuerzo, paciencia y sacrificio?
Era obvio que la inmensa multitud mantenía su no al aborto, por intuición y por razón y porque así había sido siempre. Y era difícil abrir espacio para otro planteamiento. No al aborto, desde el principio, -repetían- porque desde el principio hay vida. Se ha repetido mucho y lo han repetido sobre todo autoridades eclesiásticas.
Con la misma sinceridad que acompaño el sentimiento puro de la gente y su buena fe, debo afirmar que no todo está dicho con simplemente afirmar que estamos a favor de la vida. Eso nadie lo discute.
Se discute, sin embargo, el momento concreto en que la realidad embrionaria adquiere estatuto de vida humana, lo cual no deja de ser decisivo para una valoración ética. ¿Tenemos razones para establecer ese momento?¿Y, a quién pertenece definirlo?
Soy consciente de que este punto motiva confusión y, en el fondo, es el que determina posiciones contrapuestas. A pesar de todo, no sé si por mi talante optimista, abrigo la confianza de que es posible un punto de acuerdo, donde seamos capaces de reflexionar serenamente sobre el alcance de la realidad embrionaria, tal como hoy lo propone la biología molecular. Si lo lográramos, aumentaría nuestra comprensión y acercamiento, sin disminuir para nada nuestro apasionado aprecio por el derecho a la vida.
Son muchísima las cosas en la historia y vida humanas, que antes percibíamos de una manera y ahora de otra. Nos debemos a la verdad, que nos llega por la ley evolutiva de la ciencia y del saber y de nuestra honestidad con la realidad misma.
Para los que somos católicos, es preciso dejar claro tres cosas: la primera, que determinar el momento en que hay vida humana no pertenece al dogma ni a la fe, ni es competencia del magisterio eclesiástico; la segunda, que esta es una cuestión que siempre, en la tradición de la Iglesia, estuvo abierta a la discusión y pluralidad de sentencias: San Anselmo decía que había vida humana desde el principio y Sto. Tomás que no había tal antes de los 40 días (si se trataba de embrión masculino) y de los 70 (si era femenino); la tercera que, científicamente hablando, desde la biología clásica se ha sostenido como generalizada y cierta la sentencia de que había vida humana desde el inicio, o sea, desde la fusión del gameto masculino con el femenino, que da origen al cigoto. Pero, hoy, desde los avances de la biología molecular, descubrimos luces y datos que modifican esa perspectiva tradicional: los genes son importantes para la constitución del embrión, pero el solo factor genético no incluye ni asegura su desarrollo hasta ser feto (a las ocho semanas), es decir, el proceso constituyente del embrión no alcanza su nivel de vida humana por obra exclusiva de los genes. Ellos solos no tienen poder autónomo e intrínseco para originar una vida humana. Hay otros factores extragenéticos, (los hormonales de la madre, el llamado nicho que le provee de diversas señales, estímulos e informaciones para seguir constituyéndose) que aparecen e interactúan en el desarrollo del embrión y, sin ellos, jamás llegaría a ser feto.
Los autores que defienden esta teoría deducen que la realidad embrionaria, sólo cuando llega a ser feto, se convierte en sustantividad humana o, lo que es lo mismo, en individuo humano constituido. Y, por consiguiente, no dudan en concluir que el ser humano-persona no está en el cigoto desde el primer momento. Y lo que no es desde el principio no puede llegar a serlo, si lo fuera desde el inicio lo sería posteriormente y, en buena lógica, destruir el embrión sería entonces destruir una persona.
Quiere esto decir que si la realidad embrionaria no tiene suficiencia constitucional originaria para convertirse en persona y no es en ese estado primero el yo, no puede afirmarse que sea persona. El aserto clásico de que “todo está en los genes” es verdad sólo en parte y se hizo en detrimento de los factores morfológicos y espaciales, tan importantes en el desarrollo del embrión.
El feto es una realidad nueva y distinta a la del embrión, al igual que la oruga, que tiene posibilidad de ser mariposa, pero no es mariposa; o que la bellota, que tiene posibilidad de ser roble, pero no es roble. La mera posibilidad no implica que la oruga se convierta en mariposa y la bellota en roble, pues necesitan de otras condiciones externas que no pertenecen ni a la oruga ni a la bellota. Y puede decirse lo mismo sobre el agua, que surge de la fusión del hidrógeno y del oxígeno (dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno); pero ni el hidrógeno es el agua ni lo es el oxígeno; el agua es una realidad distinta. Y así, el cigoto (factor genético), sólo él, no es vida humana; necesita de otros factores.
Desde esta perspectiva razonablemente fundada, nadie dirá que no tiene ningún valor la realidad del embrión en sus diversas fases (es material con características genéticas y biológicas de lo humano), pero tampoco podrá deducir que cuando el proceso embrionario se lo interrumpe o finaliza antes de las ocho semanas sea un atentado contra la vida humana.
Vistas, pues, en correlación la perspectiva genética y molecular, se puede defender con fundamento que el embrión sólo podría asimilarse a la categoría de persona al realizar su tránsito a feto, es decir, en un plazo no anterior a las ochos semanas. (Esta es la perspectiva expuesta en el libro Gen – ETICA, coordinado por Federico Mayor Zaragoza y Carlos Alonso Bedate y en el que colaboran una veintena de autores - Yo mismo la he recogido con claridad en mi libro EL ABORTO, prologado por F. Mayor Zaragoza y con la colaboración de Jorge Carvajal).
Quiero acabar pedagógicamente, recalcando de cara a los lectores algunas consecuencias como resultado de lo dicho:
1.Este planteamiento no admite el aserto tradicional de que hay vida humana desde el principio de la fecundación. Tal planteamiento representa una innovación en el campo de la investigación científica y en el campo interior de la Iglesia; ni uno ni otro pueden ignorarlo y seguir haciendo afirmaciones que no responden a la realidad.
2. Desde este planeamiento es cuestionable éticamente la permisión del aborto en plazos indiscriminados, más allá de las ocho semanas, según aparece en la legislación variable (hasta las 24 semanas) de países de Europa.
3. A partir de las ocho semanas, no se puede hablar del feto como de una parte constitutiva del cuerpo femenino y sobre el cual la mujer tendría derecho a proceder a su antojo. El aborto, en este sentido, no es un derecho; subyace y prevalece el derecho a la vida del que es portador el feto. La mujer, ciertamente, debe adquirir toda igualdad moral y jurídica y le pertenece proceder con decisión autónoma y libre, pero no al margen o por encima por encima de los derechos de los demás.
4. La relación sexual humana tiene la particularidad de poder ser fecunda y, por lo mismo, los protagonistas de la misma, deben saberlo y obrar con responsabilidad, y evitar así ser víctimas de efectos indeseados. Los medios anticonceptivos, en la perspectiva expuesta, no serían abortivos hasta pasadas las ocho semanas, pudiendo hasta entonces evitar los embarazos indeseados.
5.La realidad embrionaria, alcanzada la categoría de feto, no es indiferente a la acción moral humana. Cualquier acción, ante cualquier situación conflictiva planteada, debe contar con el derecho a la vida del que es portador el feto. Especial consideración merecen, a este respecto, las situaciones del aborto terapéutico o indirecto, del aborto en caso de violación y del aborto eugenésico. Por otra parte, abundan las situaciones en que parejas , por unos u otros motivos, deciden abortar pasadas las ocho semanas. Puede ser que ellos decidan hacerlo porque lo consideran bueno y oportuno, lo mejor, de acuerdo con su conciencia. Mirados desde fuera, desde el sentir mayoritario y desde la normativa ética, acaso sean objeto de reprobación. En todo caso, es bueno dialogar con ellos, ofrecerles razones, solución y alternativas posibles, pero, en última instancia, la responsabilidad es de su conciencia, puede que equivocada, pero también puede que de buena fe, por ignorancia u otras razones existenciales y entonces hay que abstenerse de culpabilizar y penalizar.
6. Si la nuestra es una sociedad abierta y pluralista, con información y múltiples instancias educativas, no se entiende la magnitud del aborto en edades juveniles. Conocer y combatir los factores que inhiben o desatienden esa tarea de información y educación, es tarea primera y de mayor responsabilidad para todos.
7. En principio, y de un modo general, considero un despropósito aprobar que las adolescentes puedan abortar por voluntad propia después de cumplir los 16 años, sin un conocimiento y diálogo adecuado con los padres. Decir que pueden hacerlo resulta irreal, pues no hay muchacha alguna que en asuntos importantes de la vida y más en este, decida por sí misma al margen del contorno familiar y del sentir de los padres. Su personalidad puede estar más o menos preparada, pero le importará recibir luz y apoyo de sus padres en primer lugar y de quienes con cocimiento y experiencia puedan orientarla. Puede encontrarse con opiniones contrapuestas, y hasta con posiciones paternas autoritarias, que ella no comparte. Visto todo, en casos así, no generalizables, la decisión será de ella con todas las consecuencias, aún sabiéndose en contra de la voluntad de sus padres.

Hago un canto a la vida y me sumo a todos aquellos que, de mil maneras, la defienden, la liberan y la protegen cuando de vidas humanas se trata. “Cada vida importa”. No sólo hay que defender con ardor la vida del ser humano prenacido, sino también la de miles y millones que, a diario, vienen sacrificados en el altar de la guerra, de la explotación, de la miseria, de la injusticia y esto en grados de alta crueldad y complicidad.


Benjamín Forcano

miércoles, 14 de octubre de 2009

Mil millones de personas pasan hambre en el mundo



El número de personas que pasa hambre crónica alcanzará este año una cifra récord. Por primera vez en la Historia serán más de 1.000 millones (exactamente 1.020) los individuos en sufrir a diario por la falta de alimentos. Dicho de otro modo: de cada seis personas que se cuentan en todo el mundo, una estará desnutrida. Ese es el terrible panorama que se avecina, según los datos hechos públicos ayer por la FAO, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas.

El que se vaya a alcanzar la cifra más elevada de hambrientos que se ha registrado nunca no es culpa esta vez de las malas cosechas. Es la maldita crisis económica mundial la que está disparando el número de seres humanos que cada día se acuesta con el estómago vacío, al provocar un aumento del desempleo y una disminución de los ingresos. Se calcula que este año las personas desnutridas aumentarán cerca de un 11%, según las previsiones de la FAO basadas en los análisis del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Además, y aunque los precios de alimentos han bajado de forma sustancial en los últimos meses en los mercados mundiales, en los países en vías de desarrollo ese descenso se ha producido de forma más lenta. Un dato: a finales de 2008 los alimentos costaban un 24% más en términos reales que en 2006. Lo que para los consumidores pobres, que destinan hasta un 60% más de sus ingresos a comprar alimentos básicos, supone una fuerte reducción de su poder adquisitivo.

«Ha sido una mezcla explosiva de desaceleración económica mundial y precios alimentarios, que en muchos países permanecen altos, lo que ha empujado a unos 100 millones de personas más al hambre y la pobreza», afirmaba ayer el director general de la FAO, Jacques Diouf. «Esta crisis silenciosa del hambre supone un serio riesgo para la paz y la seguridad mundiales. Necesitamos crear con urgencia un amplio consenso para la erradicación rápida y completa del hambre en el mundo y avanzar en los pasos necesarios», añadió.

Casi toda la población desnutrida del planeta vive en países en vías de desarrollo. En Asia y el Pacífico se calcula que unos 642 millones de seres humanos que sufren hambre crónica, 265 millones en el África subsahariana, 53 millones en Latinoamérica y el Caribe y 42 millones en África del norte y Oriente Próximo.

En numerosos países en vías de desarrollo la situación de crisis económica se ha visto además agravada al reducirse los envíos de dinero de los emigrantes a sus casas. Y a eso hay que sumar también la fuerte disminución de las ayudas al desarrollo.

Pero también en los países desarrollados el hambre es un problema creciente que ya afecta a 15 millones de personas.

«El rápido avance del hambre continúa provocando una enorme crisis humanitaria. El mundo necesita trabajar unido para garantizar que se atienden las necesidades de emergencia y se buscan soluciones a largo plazo», señala Josette Sheeran, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos.

Los países africanos continúan a la cabeza del Índice Mundial del Hambre 2009 presentado en Berlín por la Organización Mundial contra el Hambre, con sede en Alemania, y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, en el que se destaca que las mujeres son las que más padecen desnutrición y pobreza.

La República Democrática del Congo, Burundi, Eritrea, Sierra Leona y Chad, en ese orden, son los países con el índice de hambre más agudo, al superar el 30 por ciento de su población las personas con graves problemas de desnutrición.

Bärbel Dieckmann, presidenta Organización Mundial contra el Hambre, subrayó que mil millones de personas pasan miserias en el mundo, en su mayoría mujeres y niños.

Mientras que el 70 por ciento de los mil 400 millones de pobres en el mundo corresponde a mujeres.

viernes, 9 de octubre de 2009

DOS DOCUMENTOS SOBRE LA GRIPE A que confirman el engaño y manipulación que otros denunciamos sobre el tema.




1 - Teresa Forcades , médica y doctora en salud pública.

(No va todo el documento, bien fundamentado por cierto, sino algunas conclusiones prácticas).

Considero inexplicable el grado de irresponsabilidad demostrado por la OMS, por los gobiernos y por las agencias de control y prevención de enfermedades en declarar una pandemia y promover un nivel de alerta sanitaria máxima sin base real. Es irresponsable e inexplicable hasta extremos inconcebibles la billonaria inversión de euros obtenidos del erario público destinados a fabricar millones y millones de dosis de vacuna contra una pandemia inexistente, mientras no hay suficiente dinero para ayudar a millones de personas (más de 5 millones sólo en los EEUU) que a causa de la crisis han perdido su trabajo y su casa.

Mientras no se aclaren estos hechos, el riesgo de que puedan distribuirse vacunas contaminadas este invierno y el riesgo de que puedan llegar a adoptarse medidas legales coercitivas para forzar la vacunación, son riesgos reales que en ningún caso hay que infravalorar.

En caso de que la gripe siga tan benigna como hasta ahora, no tiene ningún sentido exponerse al riesgo de recibir una vacuna contaminada o de sufrir una parálisis de Guillain-Barré.

En caso de que la gripe se agrave de forma inesperada, como ya hace meses que anuncian sin tener ninguna base científica un número sorprendente de altos cargos – entre ellos la directora general de la OMS –, y de repente empiecen a morir a causa de la gripe muchas más personas de lo que es habitual, aún tendrá menos sentido dejarse presionar para vacunarse, porque una sorpresa así sólo podrá significar dos cosas: 1. que el virus de la gripe A que ahora circula ha sufrido una mutación; 2.- que está circulando otro (u otros) virus. En ambos casos la vacuna que se está preparando ahora no serviría para nada y, teniendo en cuenta lo que ocurrió en enero con la casa Baxter, pudiera ser que incluso fuera la vía de transmisión de la enfermedad.

Mi propuesta es clara:

- Además de mantener la calma, tomar precauciones sensatas para evitar el contagio y no dejarse vacunar, cosa que ya proponen muchas personas con sentido común en nuestro país

- Hago un llamamiento a activar con carácter urgente los mecanismos legales y de participación ciudadana necesarios para asegurar de forma rotunda que no se podrá forzar a nadie en nuestro país a ser vacunado en contra de su voluntad, y que los que decidan libremente vacunarse no serán privados del derecho a exigir responsabilidades ni del derecho a ser compensados económicamente (ellos o sus familiares) en caso que la vacuna les cause una enfermedad grave o la muerte.



2 - Carta de Mónica Lalanda , médico,
a la Ministra de Sanidad del Gobierno de España

9 de septiembre de 2009

Señora ministra, le propongo que sea usted la
primera española que se vacune contra la gripe A. De hecho, con este
despropósito llamado autonomías, si se vacuna usted y toda la cartera de
gente que nos gobierna en España, el grupo control sería lo suficientemente
grande como para sentirnos todos más seguros.

Verá usted, le agradezco que me haya colocado a la cabeza de los grupos de
riesgo y que tenga usted tantísimo interés en que no me coja la gripe.
Entiendo que usted me necesita para que el sistema de salud no se colapse;
sin embargo, es una gran pena que al igual que usted se preocupa por mi
salud y de repente me valore como un bien nacional, no se preocupe por mi
situación laboral. La invito a que venga a ver mi contrato o el del resto
de los médicos en este país. La gran mayoría trabajamos con contratos que
en el resto de la Europa antigua serían una vergüenza.


Señora ministra, yo no me voy a vacunar. El virus no ha acabado de mutar y
a partir de la última mutación deberían pasar seis u ocho meses para
elaborar susodicha vacuna. Es decir, la vacuna que nos proponen no puede
ser efectiva. En cuanto a su seguridad, ya tenemos la experiencia de
vacunas para la gripe fabricadas con prisas; se usan adyuvantes peligrosos
para poder poner menor cantidad de virus. Francamente, yo prefiero tener
mocos tres días que sufrir un Guillain-Barré.


Señora ministra, a mí no me gusta ser un conejo de indias. El Centro de
Prevención y Control de Enfermedades de la UE "espera a saber cuáles son
los efectos de la vacuna en los adultos sanos para detectar posibles
consecuencias adversas". Mire usted, casi que no. Prefiero que se la ponga
usted y me lo cuenta.


Señora ministra, se les está marchando el asunto de las manos. Está ya más
que claro que este virus, aunque muy contagioso, es muy poco agresivo y más
del 95% de los casos cursa de manera leve. Se espera un máximo de 500
fallecimientos frente a los 1500 a 3000 que provoca la gripe tradicional.


Mientras tanto, usted está permitiendo un despilfarro de recursos
inaceptable. Muchos hospitales en el país están siendo objeto de cambios
arquitectónicos absurdos e innecesarios para prepararse para una hecatombe
que ya sabemos no va a ocurrir. Se han gastado ustedes 333 millones de
euros en esta pandemia de color y fantasía. La letalidad del virus es del
0.018%, francamente irrisoria.


Señora ministra, déjeme que le recuerde que la gripe A ha matado de momento
a 23 personas y que tiene una tasa de incidencia de 40-50 casos por semana
y 100.000 habitantes. Sin embargo, el tabaco produce en España 40.000
muertes al año y 6.000 por tabaquismo pasivo. Eso sí que es una pandemia,
pero usted prefiere ignorarla. Es un tema menos atractivo y que le crearía
multitud de enemigos. De los 447 muertos en las carreteras españolas en
2008, ni hablamos, que no es de su cartera.


Señora ministra, explíqueme por qué tiene usted el Tamiflú bajo custodia
del ejército. La eficacia de los antivirales en esta gripe es dudosa y de
cualquier manera lo único que hace es reducir en un ratito la duración de
los síntomas y con efectos secundarios no despreciables. Cualquiera diría
que guarda usted bajo siete llaves la cura contra el cáncer o la peste
bubónica. Ponga el fármaco en las farmacias que es donde debe estar y
déjese de fantasías más propias de Hollywood. Alternativamente, haga algo
sobre la patente del osetalmivir y permita que lo fabriquen otras compañías
farmacéuticas, así no hay agobios de restricciones.


Señora ministra, las previsiones de la Organización Mundial de la Salud ya
se han patinado en ocasiones anteriores. Cuando la gripe aviar, predijeron
150 millones de muertos que al final quedaron en 262 fallecimientos. Se han
vuelto a equivocar, no importa. Lo importante es parar la locura en la que
estamos montados y esa, señora Jiménez, es responsabilidad suya.


Señora ministra, aquí una es una cínica por naturaleza. Demasiada gente se
lleva tajada en este asunto. No sólo los fabricantes de las vacunas y los
antivirus sino los que hacen las mascarillas, los de la vitamina C, los del
bífidus activo, los fabricantes de ventiladores artificiales y
pulsioxímetros, los de los pañuelos desechables, los productos de
desinfección de manos, hasta los presos con enfermedades incurables que
quieren aprovechar para marcharse a casa. Sin embargo, no me negará tampoco que la pantalla de humo les ha venido al pelo a su gobierno ahora que la crisis sigue su marcha, el desempleo tiene niveles históricos, nos suben
los impuestos, sube el IRPF y baja el PIB. Una casualidad, supongo.


Señora ministra, una cosilla más. Si tengo que ver muchas más fotos suyas a
media página con mirada astuta, trajes sexis y poses de modelo... ¡me va a
dar algo!


Mónica Lalanda ha pasado los últimos 16 años en Inglaterra, la mayoría como médico de urgencias en Leeds (West Yorkshire). En la actualidad trabaja en la unidad de urgencias del Hospital General de Segovia, participa en varias publicaciones inglesas y también ilustra libros y revistas con viñetas
médicas.